jueves, 18 de mayo de 2017

LA LEY, LA EXCEPCIÓN Y LA REACCIÓN

El ´fundamentalismo buenista`, como todo extremismo, se caracteriza por 
leer la realidad en clave simplista y maniquea.
~

El otro día me encontré con un post que resume con gran acierto la encrucijada en que se halla hoy Europa. Está firmado por uno de mis contactos de Facebook, Armando López, y me ha servido de inspiración para desarrollar algunas reflexiones que espero arrojen un poco de luz sobre las causas de este conflicto ya más que latente. Las consecuencias son difíciles de prever, pero algunas de ellas ya las tenemos frente a nuestros ojos, tal como describe con gran lucidez el post. Toda acción tiene su reacción, y los excesos sólo conducen a mas excesos..
Una vez confirmado que el terrorista del hacha es un refugiado afgano que se coló desde Siria, miembro de ISIS, se confirma también que los refugiados sirios no son todos sirios y que al menos algunos no son refugiados sino terroristas que los políticos europeos han dejado entrar. La oleada de atentados actual es consecuencia de las políticas europeas y de los dirigentes que una mayoría de europeos ha ido votando durante décadas, en concordancia con la escala de valores que tiene la mayor parte de la población de Europa, educados por el sistema público para ser borregos paga-impuestos. Es, ni más ni menos, que lo que Europa ha trabajado y merece. No espero que Merkel dimita, que es lo que debería hacer, ni que la gente deje de votar a socialdemócratas. Lo que sí espero -aunque no deseo- es un creciente éxito electoral de partidos nacionalistas y de corte xenófobo en toda Europa. Toda causa tiene su efecto. Así funciona, por desgracia, la historia. Con efectos de péndulo. Se han cometido excesos increíbles a base de marxismo cultural, y el efecto rebote va a ser considerable.
Esto lo vengo avisando hace un tiempo. El fundamentalismo buenista, en su ingenuidad y arrogancia, acaba acrecentando el mismo mal que pretende combatir. Y es que cuando te pasas de frenada, causas una reacción. 


Los problemas derivados de la inmigración son un tema tabú.. favorecemos a los “colectivos desprotegidos” permitiendo que los menos honrados dentro de esos colectivos se aprovechen y abusen del trato de favor.. mantenemos una concepción antropológica boba y santurrona donde a todo inmigrante, por serlo, se le supone incapaz de todo mal.. Hasta que un gran sector de la sociedad acaba tan hastiado que se pasa al extremo opuesto: la inmigración es problemática siempre.. favorecemos a los “nacionales desprotegidos” permitiendo que los peores de entre ellos abusen de los inmigrantes.. y rescatamos una concepción antropológica arcaica donde a todo europeo, por serlo, se le supone incapaz de todo mal. 

No es culpa de los europeos; no es culpa de los inmigrantes; es culpa de la estupidez insondable de los ingenieros sociales,  habitualmente niños ricos que intentan arreglar un mundo que no conocen porque jamás lo han pisado.

Todo parte de un error fundamental, que es el de sustituir la ética por el moralismo y colocarle a la justicia el apellido “social”, con lo que ambas se pervierten, dando lugar a situaciones ciertamente inmorales y ciertamente injustas. En el momento en que empezamos a considerar a los personas como miembros de un colectivo antes que como individuos y a repartir etiquetas de “privilegiado” o “excluído”, de “favorecido” o “desfavorecido” según se pertenezca a un grupo o a otro, nos es imposible distinguir al bienintencionado del malintencionado, al sincero del mentiroso, al verdadero necesitado del mero aprovechado. Los honrados serán penalizados; los tramposos serán premiados. 

Y como algunos de los tramposos son además criminales, fundamentalistas dispuestos a matar en nombre de Allah, los musulmanes honrados serán especialmente perjudicados; cosa que no hubiera ocurrido si tan sólo los hubiéramos tratado como individuos, como iguales, como sujetos de derecho. ¿A alguien le parecería extraño que en medio del conflicto ruso-ucraniano se tuviera especial cuidado con los sujetos que atraviesan la frontera entre ambos países? ¿No nos parecería por completo irresponsable que no se tomaran todas las precauciones habidas y por haber en los controles fronterizos? Se insiste en que el problema de los refugiados es esencialmente una cuestión de vidas humanas. Pues bien, lo es doblemente: se trata de proteger tanto la vida de los refugiados sirios como la de los ciudadanos europeos.

Alemania es el mejor ejemplo de cómo puede pasarse de un extremo a otro en tiempo record.

Pero se han hecho ya demasiadas cosas mal. El problema no parte de la crisis de los refugiados, sino que viene de muy atrás. La penosa diatriba que plantea esta crisis humanitaria, como la suelen calificar, se suma a un conflicto permitido y alentado por los políticos europeos, derivado de no considerar a los musulmanes como sujetos de derecho, iguales a nosotros, sino dentro de un régimen legal especial pensado para “protegerles de la exclusión, de la islamofobia y de la instrumentalización de sus actos por la extrema derecha”. Este pretexto, el de la extrema derecha, es el que han empleado los gobiernos para justificar lo injustificable: ocultar sistemáticamente crímenes perpetrados por musulmanes, y para más inri, motivados muchos de ellos por el odio racial o religioso. Es decir, que para evitar el racismo y la islamofobia, se ha sido permisivo con la cristianofobia y la eurofobia. 

Pero la injusticia es siempre injusticia, por más bellas que sean las palabras con que se revista. Tratar de saltarse la ley para supuestamente compensar una situación desnivelada de partida, o para evitar un peligro mayor (también supuesto) acaba por producir los resultados que vemos: indignación más que justificada y un odio en ningún modo justificado pero sí muy predecible. Si sabemos que la xenofobia existe (y, como hemos visto, los políticos la tienen muy presente), ¿no creen ustedes, lumbreras bruselienses, que la fomentará en mayor medida otorgar privilegios a los inmigrantes que aplicarles la misma ley que a todos?

Se trata ésta de una postura arrogante y paternalista, una nueva y retorcida forma de clasismo y racismo. En primer lugar les estamos diciendo a ciertas personas, por pertenecer a una etnia, religión, sexo o vayaustéasaber qué otra circunstancia, que son o bien más capaces o bien más incapaces de salir adelante, de tener éxito o de fracasar, de ser reconocidos o ignorados. Con ello estamos reduciendo el inmenso potencial alojado en cada individuo a un prejuicio y una generalización extremadamente pobre, encerrando todas las posibilidades de su desarrollo personal y profesional en una categoría tan estrecha como ancha es nuestra arrogancia. Usando una expresión de moda, les estamos desempoderando. 

Pues qué sabremos nosotros de lo que son capaces unos y otros.. ¡Nosotros somos los clasistas, los racistas y los machistas por presuponer que un pobre, un extranjero o una mujer no saldrán adelante sin nuestra ayuda! Nosotros les estamos mandando el mensaje, a estos y cada vez más colectivos, de que son víctimas, de que son débiles, de que la única posibilidad que tienen es mendigar compasión o exigir un trato de favor. ¡Habrá una forma más perversa de matar los sueños, la energía y la voluntad de alguien! ….

Además, ¿cómo sabemos a priori las dificultades con que se van a encontrar, la mayor o menor discriminación que van a padecer? Para ayudar y para combatir la discriminación siempre habrá tiempo. ¿Por qué nos adelantamos entonces a conceder ventajas efectivas para compensar supuestas desventajas que pueden o no darse? ¿Por qué llevar en brazos a alguien antes de comprobar si sabe andar por sí solo?, ¿por qué tratarle como un niño y hacerle pasar por la -para muchos- indignidad de la sobreprotección, y arrebatarle así la posibilidad de enorgullecerse en el futuro de no haber requerido asistencia ni favor de nadie?

Se dirá que si asumimos el individualismo metodológico que aquí proponemos estaremos permitiendo que infinidad de personas, por una razón u otra, sean discriminadas o tratadas injustamente de diversas formas. ¿Pero es que no es igualmente posible prestarles ayuda a nivel individual, combatir las injusticias concretas y palpables, en vez de teóricas y generales, de que son víctimas los sujetos, sin importar en qué colectivo podamos encajarles? ¿Acaso importa el motivo, demostrable o teorizable, por el que hayan sido maltratados? ¿Acaso no nos mostrará el propio número de las infracciones cometidas contra unos o contra otros qué grupos son peor tratados? … ¿Por qué no dejamos que el día a día nos marque cuáles son los problemas más acuciantes en vez de partir de una presunción que nunca alcanzará a la siempre cambiante realidad?

Mientras tanto, deberemos enfrentar algunas situaciones que ya no tienen marcha atrás; porque de evitarlas, debió hacerse ya hace mucho tiempo. Mientras repensamos nuestra concepción de la ley y la ética, los fundamentalistas están aquí y seguirán usando los derechos y libertades que les otorgamos como arma para destruir la misma civilización que los sostiene. 

Por nuestra inconsciencia y nuestra irresponsabilidad, seguramente acabarán pagando el pato los de siempre: los ciudadanos honrados y respetuosos con la ley, tanto nacionales como extranjeros. Va a ser una manera amarga de aprender una vital lección: las excepciones y los privilegios, por bienintencionados que sean, van erosionando la idea de justicia e igualdad y sólo fabrican abusos y excesos; los cuales, como dijimos al inicio, sólo pueden conducir a nuevos excesos.

~
¿Reaccionará Europa antes de contemplar una imagen como ésta? ....









(Source: underyourfuckinground.blogspot.com)
votar

No hay comentarios.:

Publicar un comentario