viernes, 22 de abril de 2016

El mito de las "Rubias tontas". De donde viene?

El mito de las "rubias tontas" ¿de dónde viene, qué dice la ciencia y qué provoca? 

Entre los muchos prejuicios de nuestra sociedad, las rubias cargan con el de ser bellas y tontas. ¿Cómo surgió este mito? ¿Hay alguna evidencia científica que lo respalde o desacredite? ¿Qué consecuencias ha tenido?
 




Definitivo: el mito de las “rubias tontas”, aparte de ser discriminador y machista (¿por qué no “rubios tontos”?), está equivocado. Recientemente, se publicaron los resultados de un estudio de largo aliento, que demuestra estadística y científicamente, que el mito de las “rubias tontas” está totalmente infundado. 

Pero antes, vamos a contarles de donde viene todo eso.
 

Historia de un mito 


El gen del pelo rubio, apareció hace 11 mil años en la región de los países bálticos. Para completar el estereotipo, el gen de los ojos azules, apareció hace 6-10 mil años en la región del norte del Mar Negro, cerca del Cáucaso. Se ha postulado que las personas con esos fenotipos son más llamativas, únicamente por un asunto social: lo diferente nos llama la atención. Y sin duda que estos rasgos también aportaban alguna ventaja evolutiva en el lugar que surgieron, de lo contrario, no se habrían preservado en el tiempo. (Según este estudio, eran preferidas por tener un alto nivel de estrógeno y mayor fertilidad). 


Retrato presunto de Rosalie Duthé. Claude-Jean-Baptiste Hoin. 

La primera mención clara y cercana a nuestros tiempos del mito de la “rubia tonta”, es en 1775, cuando una talentosa bailarina llamada Rosalie Duthé (1748-1830), se hizo famosísima como cortesana de la nobleza. Naturalmente esto atrajo la envidia de muchas personas. Al parecer, cultivaba un “personaje” parecido al de nuestra Luli Love. Se caracterizaba por hacer un pausa larga antes de hablar, aunque fuere para dar una pequeña exclamación. Sabemos de ella, porque fue satirizada en la obra de teatro Les Curiosites de la Foire Saint-Germain (Curiosidades de la Feria de Saint-Germain), que la presenta de una manera brutal: como una muñeca de tamaño humano, y sin chispa de inteligencia aparente… hasta que los visitantes se dan cuenta que les robaron su dinero. Esta obra de teatro fue un éxito rotundo, y convirtió a Rosalie en el primer caso registrado de este mito. 

Luego, otra aparición del estereotipo sería en la novela La Mujer de Blanco, del escritor de best-sellers Wilkie Collins, publicada en 1859, que muestra a las rubias como lánguidas y sin iniciativa, mientras que las morenas aparecen como más proactivas y “con los pies en la tierra”, arquetipo del que se serviría toda la literatura posterior, donde por mucho tiempo los personajes rubios femeninos “eran rescatados”, mientras que las morenas luchaban por su independencia. 

El mito reaparece con fuerza en 1925, cuando Anita Loos, lo toma y comienza a escribir artículos en la revista Harper’s Bazaar sobre este tema. Es tanto su éxito, que la revista triplica su tiraje, llama la atención de James Joyce y finalmente Anita escribe una novela basándose en esos artículos. ¿La novela? Los caballeros las prefieren rubias. Sí, la misma que Marilyn Monroe hiciera total y absolutamente suya y que estableciera a un nivel global el estereotipo de “la rubia tonta” el año 1953. Pero ahora, vamos a los datos duros.
 


¿Las rubias son tontas? Por supuesto que no. 

Hace un par de semanas, se publicaron los resultados de un estudio muy amplio, respecto a coeficiente intelectual y color de cabello, realizado sobre una muestra de 10.818 personas. Se utilizó información de la National Longitudinal Survey of Youth (Encuesta Nacional Longitudinal de la Juventud), del año 1979, cuyos participantes tenían entre 14 y 21 años al momento de ser encuestados. Al año siguiente, se sometió a todos los participantes a un test de coeficiente intelectual, utilizado por las Fuerzas Armadas norteamericanas. Cinco años más tarde, se les pidió información a todos los participantes sobre su color de cabello. tontas 

Un 4.3% de las rubias, aparece con inteligencia sobresaliente (sobre 125 puntos de C.I.), cosa que no ocurre con morenas y pelirrojas, por ejemplo. A manera de “compensación”, en el estudio un 27% de las morenas tuvo una inteligencia un poco mayor al promedio (entre 115-125 de C.I.), contra “sólo” un 21.8% de las rubias. 

Como se puede apreciar, quienes aparecen con mayor coeficiente intelectual, son las rubias, desbancando el recurrido mito de las “rubias tontas”. Aunque es, claro, por un margen muy pequeño: 3 puntos porcentuales sobre el promedio. Pero lo suficiente, para dejar en claro que el estereotipo es erróneo. 

De todas maneras, más que probar una superioridad o inferioridad de C.I. según color de cabello, lo que prueba este estudio, es que la relación entre el color de pelo rubio y un menor coeficiente intelectual, es falsa. 

Eso sí, hay que tomar con cuidado estos datos, por lo que les invitamos a leer esta pequeña pero edificante sección:
 

¡Cuidado! Algunas salvedades respecto a estos resultados 

Como les decía, hay que tener ojo. Por ejemplo, no debemos caer en la falacia de las "correlaciones espurias". ¿Qué quiere decir eso? Lo explicamos con un ejemplo: históricamente, la cantidad de películas anuales de Nicholas Cage está correlacionada con las muertes por ahogo en piscinas en Estados Unidos. O sea, los años en que Cage ha aparecido en más películas, murió más gente ahogada en las piscinas. Cuando apareció en menos, murió menos gente. ¿Eso significa que hay alguna relación de causa y efecto entre ambas? Por supuesto que no. Es una "correlación espuria", y sólo da la sensación de causalidad, pero no la hay; es una mera coincidencia. 

Sigamos. 

La educación influye en el desempeño intelectual: es sabido que el nivel educacional tiene incidencia en el desarrollo pleno de la inteligencia. Esto quiere decir, que quienes tienen mayor educación, tienen más herramientas para utilizar su intelecto. Sin embargo, no hay un cruce de datos al respecto en la investigación que consultamos, cosa que podría ser un factor que matice en algo estos resultados. 

El test aplicado, mide únicamente los aspectos verbales y lógico-matemáticos: según Howard Gardner, existen ocho "inteligencias" o aspectos diferentes, no sólo los mencionados. Y aunque se trata de una hipótesis muy discutida y polémica (se le critica que no exista forma estandarizada de medir esas inteligencias, y que la delimitación y definición de las mismas sería arbitraria y no basada en evidencia, entre otras cosas), lo cierto es que en nuestro comportamiento diario, ejercemos más que nuestras habilidades verbales y lógico-matemáticas. 

Por lo tanto, aunque el estudio nos permite afirmar sin lugar a dudas que el mito de las "rubias tontas" es totalmente infundado, otras conclusiones pueden ser arriesgadas, debido a que falta mucha información. 


Algunos curiosos efectos psicológicos de este mito 

Ahora bien, el que un estereotipo sea falso, no quiere decir que carezca de efectos reales. Porque las personas sí somos afectadas por los estereotipos que nos aplican. Por ejemplo, un estudio de la Universidad de Paris X-Nanterre, sometió a un grupo de personas a un test de conocimientos generales, tras mostrarles material que apoyaba el mito de que “las rubias son tontas”. ¿Resultado? Las rubias respondieron peor. En cambio, en el grupo de control, que no fue sometido al material sobre “rubias tontas”, ellas lo hicieron igual que todo el resto. (Otro estudio anterior corrobora este efecto, llamado Efecto Pigmalión). 




Además, se produce otro efecto interesante, esta vez en los hombres. Según el mismo estudio, si a un hombre se le muestra la imagen de una mujer rubia, responde peor a un test de inteligencia que si no se le muestra. Aunque esto parece digno de los IgNobel, tiene una interesante conclusión: empatizamos con los prejuicios que nos rodean, los hacemos propios y los encarnamos. Lo cual es genial si estamos rodeados de un ambiente positivo y proactivo, con concepciones que nos empujan hacia adelante, pero que es un poco horrible y siniestro, cuando estamos rodeados por conceptos y prejuicios negativos y cavernarios. Como ese de que “las rubias son tontas”. 



A modo de pequeña conclusión: 
Si nos damos cuenta, aunque este prejuicio parece una broma o un chiste para quienes no lo sufren, sí tiene efectos reales, no sólo en nuestra cultura, sino también en el desempeño de cada persona. Y no sólo este prejuicio en particular, sino todo estereotipo. 

Por lo tanto, este tipo de información, debería hacernos reflexionar sobre el efecto de nuestras palabras y de nuestra concepción del mundo, en la sociedad en general, y en otras personas en particular. 

Les dejamos con las palabras de Rosalie Duthé (la ya mencionada primera “rubia tonta”), al respecto: 

“He sido descuidada, vana, sensible, fría, maligna. 

Me han llamado tonta, esto no me debería sorprender; se me ha otorgado una belleza poco común, y esto es compensado otorgándome un compañero indispensable: falta de espíritu. 

Esta es una rendición que las personas hacen hacia el mundo, con quienes posee las cualidades del alma, o las perfecciones del cuerpo. 

Quien tiene méritos, ¡debe ser original, desagradable, temperamental, lo que sea! Quien tiene belleza, no puede ser sino eso. 

No puedo escapar a la regla general, y si se me ha concedido una belleza inusual, no podían evitar encasillarme en la categoría ordinaria; este pequeño consuelo está en manos de mis numerosos rivales. Y no me molestaré en quitárselos.” 

(En Souvenirs de Mlle Duthe de l'Opera, 1748-1830, p. 70)
 
¿Y ustedes… qué piensan del estereotipo de “la rubia tonta”? 









(Source: taringa.net)
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