lunes, 12 de octubre de 2015

Raza y religión en el tercer reich


En el capítulo 12 del primer volumen de Mein Kampf Hitler explica que su movimiento es una resurrección nacional. Para ello las masas necesitan fe, no conocimiento. Por tanto, la propaganda debe ser primitiva, llegar al corazón y electrizar a las masas, no hacerlas reflexionar.

La resurrección de una raza porque, para Hitler, la Historia de la Humanidad era la historia de la lucha de razas, en la que se cuenta cómo unas esclavizan a otras y cómo una, la elegida, está llamada a gobernar el Mundo.

No es extraña la idea para quien ha escuchado desde niño que los judíos eran la raza elegida y que, por negar a Jesucristo, pasaron a ser la raza maldita. Así que el puesto de raza elegida estaba vacante. Ahora la nueva raza elegida por Dios era la raza aria, que estaba llamada a salvar al mundo del comunismo.

La organización destinada a regir los destinos de la raza elegida debía poseer un espíritu fanático e intolerante, a imitación del primer cristianismo. “La grandeza del cristianismo no estuvo en intentar negociaciones de compromiso con otras opiniones filosóficas similares del mundo antiguo, sino en su inexorable fanatismo al predicar y pelear por su propia doctrina.” dice Hitler en Mein Kampf.


Semejante discurso no sonaba mal a oídos de los católicos. Entre los muchos ejemplos de connivencia entre católicos y nazis podríamos recordar que después de la anexión de la católica Austria, Hitler quiso legitimar la operación (el Anschluss) convocando un referéndum entre los austriacos. 

Contó con el apoyo decidido de la Iglesia católica y la Evangélica, que urgieron a sus fieles para que votaran a favor de la anexión como “una obligación nacional”. Parece que los únicos arios católicos que se opusieron fueron la familia Trapp, que a pesar de su excepcionalidad protagonizaron una ficción “made in Hollywood” con la que los austriacos podían lavar su imagen.
Para poner las cosas en su contexto hay que pensar que las leyes de Nuremberg contra los judíos llevaban dos años y medio funcionando eficazmente. Hitler encontraría muy pocos Trapp entre los católicos austriacos. Encontró sobre todo colaboradores muy eficaces para su proyecto de limpieza racial.



(Source: orgulloateo.wordpress.com)
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